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No sé cuándo comenzó mi amor por la ciencia. Probablemente fue inevitable al vivir en una familia de personas dedicadas a la medicina y al haber sido criada por dos mujeres determinadas, compasivas y visionarias: mi madre y mi abuela. Sus historias, y las de esas mujeres poderosas que equilibraban valientemente sus profesiones y sus vidas privadas, me inspiraron para entender los secretos detrás de la fertilidad y la menopausia.
Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, las personas no tenían una palabra para “menopausia” y esta era simplemente identificada como la transición hacia el estatus de adulta mayor, de abuela. Durante los siglos XIX y XX, la comunidad médica, que era predominantemente masculina, convirtió a la menopausia en un tabú. Sigmund Freud escribió: “Es un hecho bien sabido… que, después de que las mujeres pierden su función genital, tienen una alteración peculiar en su carácter” y que se vuelven “peleoneras, abusivas y prepotentes”. El psiquiatra David Rueben apuntó también que “una vez que los ovarios dejan de funcionar, la mera esencia de ser una mujer deja de funcionar…. [la mujer que pasa por este proceso] ya no es una mujer funcional”.
A pesar del avance en nuestra comprensión médica sobre la menopausia, aún no estamos cerca de tener conocimientos suficientes; aún es un tema tabú, como si marcara a las mujeres con una fecha de expiración.
El reloj en nuestros ovarios
La menopausia usualmente ocurre naturalmente después de los 45 años en las mujeres y señala el cese de su capacidad reproductiva, pero también es un proceso que las expone a sufrir enfermedades en edad avanzada como cáncer, enfermedades cardíacas u osteoporosis.
La historia de todo este proceso comienza cuando la mujer es apenas un feto. En esta etapa es cuando posee el mayor número de folículos ováricos; sin embargo, alrededor de las 16 o 20 semanas de vida, el número de folículos comienza a disminuir a través de un proceso irreversible. La velocidad de la disminución en el número y el tamaño inicial de la reserva folicular con la que nacemos determina cuándo ocurrirá la menopausia.
Esto también determina la etapa reproductiva de la mujer, o su periodo fértil, el cual es individual y ampliamente dependiente de factores genéticos y ambientales. Cabe resaltar que la disminución en el número de ovocitos, las semillas de la vida humana, es más rápida durante los 10 años anteriores a la menopausia. Esto afecta la calidad de la reserva ovárica, resulta en subfertilidad clínica e incrementa la tasa de abortos espontáneos en mujeres de edad materna avanzada. No obstante, la menopausia no ocurre en el momento en el que se presentan ciclos irregulares o cuando hay ausencia de menstruación. Este proceso se inicia mucho antes para algunas mujeres, incluso 10 años antes de que aparezcan ciclos irregulares. En casos específicos con insuficiencia ovárica primaria, ¡esto puede pasar incluso antes de los 40 años!
El aspecto más desafiante de este proceso es que los indicadores actuales utilizados en la práctica clínica únicamente pueden determinar el tiempo de la menopausia justo antes de que comience y no reflejan la calidad de los ovocitos. Esto imposibilita la predicción temprana, el tratamiento y la planificación familiar.
En el mundo occidental, son evidentes dos tendencias de fertilidad en el siglo XXI: las mujeres están teniendo menos hijos y los están concibiendo a una edad más tardía en comparación con siglos anteriores. Esto ha provocado un incremento en la demanda de la reproducción asistida. En 2017, la edad promedio en cual una mujer busca tecnologías de asistencia reproductiva es alrededor de los 36 años.
El tratamiento de reproducción asistida no puede compensar el declive natural de la fertilidad ocasionado por la edad. Lo que necesitamos es comprender el mecanismo detrás del envejecimiento reproductivo para revelar los factores genéticos y ambientales que definen el comienzo de la menopausia. Esto es precisamente lo que hago yo.
El código de barras genético y sus secretos
Todas las instrucciones que guían a nuestro cuerpo están codificadas con 4 letras, llamadas nucleótidos, los cuales vienen en una combinación única que nos hace ser quienes somos. Piensa en ello como un código de barras individual: tu genoma. Estas diferencias guían el recorrido de fertilidad y del envejecimiento reproductivo, trayendo la menopausia en los cuarenta, en algunas mujeres y, en otras, en los cincuenta. Mediante la combinación de tecnologías genómicas recientes y disruptivas con epidemiología genética (estudio de los asuntos concernientes a la salud en una población determinada), analizo los genomas de casi medio millón de mujeres para identificar los mecanismos e indicadores genéticos que las llevan a una menopausia temprana y guían su fertilidad.
Esto podría ayudarnos a desarrollar intervenciones efectivas en el tratamiento y prevención de fallos ováricos prematuros y predecir la ventana reproductiva individual, lo cual daría a las mujeres la oportunidad de planificar su proceso reproductivo y su familia con suficiente anticipación.
La edad de la menopausia se relaciona con muchos aspectos de la salud humana. En consecuencia, el descubrimiento de indicadores genéticos puede ayudarnos a comprender la variación genética relacionada con el riesgo de enfermedades en la adultez tardía.
Al estudiar este tema, me he dado cuenta de qué tan profundamente está implicada la menopausia en la condición humana y cómo las preguntas sobre la menopausia involucran discusiones mucho más serias sobre la naturaleza humana, la estructura de nuestra sociedad y la relación entre los hombres y las mujeres.
Traducido por Aurora Romero.
Aurora Romero es una linguista mexicana y maestra de bachillerato. Se interesa por el estudio de fenómenos diacrónicos de la lengua, así como por los mecanismos de la conversación, la enseñanza de lenguas y le gusta conectar culturas a través de la traducción de diferentes tipos de textos.
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