La niebla se levanta sobre el Valle Boyne en Irlanda mientras el Sol sale sobre la tumba de Newgrange. Un estrecho rayo de sol fluye a través del pasaje justo por encima de la entrada. Llega al suelo y se arrastra lentamente hacia la parte posterior de una antigua cámara en forma de cruz. El haz del Sol naciente se expande, inundando la tumba de cenizas y huesos ancestrales con luz durante 17 minutos. Esta alarma de la Edad de Piedra anuncia el día 355 del viaje de un año de la Tierra alrededor del Sol. Hoy la oscuridad bosteza y se extiende sobre el Norte, en su tramo más largo del año.
En un campo de trigo cercano, Aisling mira hacia arriba para ver al Sol trazar su arco más corto. No se le ha escapado que el arco ha ido cayendo cada vez más bajo y más corto desde junio. Hoy ha alcanzado su nadir, un punto tan bajo que casi parece que el Sol sale y se pone en el mismo lugar. El Sol parece “estar quieto” o “sol sistere” en latín. Es el solsticio, el día más corto del año.
Aunque está ocupada arreglando su tractor y preparándolo para la primavera que viene, Aisling no puede evitar sentirse triste. Es como si su humor estuviera colgando de ese arco que el Sol traza mientras cruza el cielo. Y cuanto más bajo el arco, más cae su estado de ánimo. Aun así sabe que debería estar contenta porque hoy marca el inicio de la constante subida del Sol hacia los días largos y cálidos de verano. En esa nota positiva, camina de regreso a casa para disfrutar del calor de su fuego mientras asa algunas castañas. Tras haber estado en el aire freso del invierno durante tanto tiempo, sentarse cerca del fuego casi quema su cara. Así que se inclina sobre las patas traseras de su silla para distanciarse de las llamas.
En algún lugar a decenas de miles de kilómetros sobre la cabeza de Aisling, un satélite toma fotos de nuestro planeta que se inclina en su eje lejos del sol, distanciando arrogantemente sus mejillas norteñas de la bola de fuego ardiente.
El eje es una línea imaginaria que pasa justo por el centro de la Tierra, de ‘arriba’ a ‘abajo’, alrededor de la cual gira la Tierra. Este eje no está derecho, se inclina unos 23 grados. Ocurre que durante el solsticio de invierno el Polo Norte se inclina hacia atrás como Aisling en su silla. Mientras la Tierra orbita el Sol a lo largo del año, este eje inclinado apunta siempre en la misma dirección, de manera que una parte distinta de la Tierra recibe luz solar directamente. Si el padre de Aisling viene y gira su silla noventa grados a cualquier lado, el lateral de su cuerpo quedaría igualmente expuesto al fuego. En algún punto durante su viaje alrededor del Sol, los dos hemisferios de la Tierra estarán igualmente iluminados, como la parte lateral de Aisling. Esto es el equinoccio, cuando el día y la noche son casi iguales. Si el padre de Aisling rota su silla otros noventa grados, la parte trasera de su cabeza estaría inclinada hacia el fuego. Cuando el Polo Norte se inclina de esta manera hacia el sol, el hemisferio norte recibe luz solar directa y es el solsticio de verano. Esto marca el día más largo del año, alrededor del veintiuno de junio.
Así que hoy, como el Polo Norte se inclina hacia atrás unos 23 grados, el Sol se mantiene bajo su horizonte y está envuelto en una sombra que dura todo el día. Este es el punto máximo hacia el sur que el Sol puede alcanzar y por ello el hemisferio norte se enfría, marcando la llegada del invierno. El Sol extiende más luz sobre el hemisferio sur, que se inclina hacia él y celebra el extremo opuesto, su solsticio de verano.
Esta reducida exposición del hemisferio norte a los rayos de Sol hace de su solsticio de invierno el día más oscuro del año, pero no el más frío. En un mes más o menos, los océanos y la tierra empiezan a soltar el calor que acumularon durante los meses más cálidos lentamente, y un frío hechizo cae sobre Irlanda del Norte.
El solsticio de invierno era un día especial para las civilizaciones antiguas que adoraban al Sol. La antigua tumba de Newgrange fue construida para que los rayos pudieran entrar e iluminar la cámara de los muertos donde los nobles eran enterrados. En el Templo de Karnak en la antigua ciudad egipcia de Luxor el Sol se levanta entre los pilares del templo y brilla sobre su santuario. Y cuando el día más corto se termina, se pone sobre los fieles paganos vestidos con túnicas que celebran el día en Stonehenge, e iraníes comiendo granadas y sandías mientras cantan poemas de Hafez para alejar la larga noche. Aisling pela sus castañas lentamente mientras la mano de la oscuridad se extiende larga y pesada sobre la noche helada.
Traducido por Marta Frías Castillo.
Jamy-Lee Bam, Data Scientist, Cape Town
Paarmita Pandey, Physics Masters student, India
Nesibe Feyza Dogan, Highschool student, Netherlands
Una, writer and educator
Radu Toma, Romania
Financier and CEO, USA
Yara, Lebanon
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